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Columna klgo.FELIPE TORO

Kinesiólogo Instituto Angiológico Montpellier; Mg. Fisiología Clínica del Ejercicio. Diplomado en Kinesiología Oncológica. Docente Universidad Andrés Bello, Docente Diplomado Rehabilitación Vascular Universidad San Sebastián.  pabloftoro@gmail.com www.facebook.com/IAMvascular



“LA MARCHA Y SU IMPORTANCIA EN EL LINFEDEMA DE EXTREMIDAD INFERIOR”


Una de las grandes complicaciones que vemos en los pacientes con linfedema de la extremidad inferior, de cualquier origen, primario o secundario, es la alteración de la marcha, por el volumen que presentan las piernas, tanto si el linfedema es unilateral como bilateral; problema que va sumando otro tipo de  alteraciones tanto físicas, funcionales y psicológicas; debido que generalmente se asocian dolores de rodilla, problemas de espalda y el consiguiente aislamiento de las actividades sociales, haciendo que este tipo de paciente se aísle y recluya tendiendo a una vida sedentaria, lo que nos hace entrar a un nuevo circulo vicioso en el que se agrega el sobrepeso u obesidad con todos los problemas asociadas a esto y agravando nuestro linfedema. Hay que considerar que la afectación de la marcha está dado por el aumento de volumen, la pérdida de fuerza y resistencia de la musculatura de la pantorrilla y muslo, debido al edema, que conlleva  a una disminución en los rangos de movimiento de las articulaciones asociadas (tobillo, rodilla, cadera). Las limitaciones en las fases de la marcha, dado por estas causas generan un aumento de los requisitos energéticos para el desplazamiento. Así mismo el poco control en las transferencias del peso corporal impide la realización de movimientos exitosos que son fundamentales para la realización de actividades de la vida diaria, con una alteración clara de la propiocepción y el equilibrio. Entonces lograr una marcha correcta requiere de una fuerza adecuada, mantención de buenos rangos de movimiento y estabilidad dinámica y estática indistintamente al grado de linfedema que presente ya que en todos se aprecia algún grado de discapacidad física.


Todas estas características concuerdan con lo que muestra la evidencia a nivel internacional con respecto a los pacientes con linfedema de extremidad inferior en donde el desacondicionamiento aumenta el deterioro físico y aumentan los costos de mantención de la enfermedad, ya que es más probable la aparición de infecciones, lo que tiende a aumentar la gravedad del linfedema. No es menor esto, ya que nuestro sistema de salud aun no reconoce ni da cobertura a los pacientes con linfedema de extremidad inferior, lo que acentúa el aislamiento y la falta de tratamiento adecuado.


Por todo esto es fundamental que nuestros pacientes, indistintamente del grado de linfedema que tengan, realicen una pauta de ejercicios de manera permanente, en lo posible siempre supervisado, que sea progresivo en el tiempo y siempre con su prenda de compresión para evitar complicaciones. Está más que comprobado que el ejercicio, tanto aeróbico como de resistencia, es seguro, no va a generar complicaciones en el linfedema ni tampoco en la aparición del linfedema en paciente que tengan riesgo, siempre y cuando esté supervisado por un profesional capacitado en el manejo de esta enfermedad. Por nuestra experiencia como Instituto Montpellier, centro especialista en el manejo de linfedema, todos nuestros pacientes realizan una pauta de ejercicio y fomentamos que adquieran el hábito de realizar algún tipo de actividad física permanente, lo que se ha traducido en mejoras objetivas en la funcionalidad, en la calidad de vida y en la capacidad de marcha y desplazamiento de nuestros pacientes, además otra consecuencia positiva es que en los pacientes que han adquirido este hábito, los controles de su enfermedad que le realizamos los podemos espaciar más en el tiempo, con menor presencia de complicaciones, teniendo un impacto positivo en su bolsillo pero generando mayor adherencia a la terapia.





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