Tratamiento pie diabético
El tratamiento para el pie diabético debe ser un enfoque multidisciplinario e intensivo, ya que el "mejor tratamiento" varía según el estado del pie (solo riesgo, úlcera leve o úlcera grave/infectada).
El objetivo principal es lograr la cicatrización de la úlcera, prevenir la infección y evitar la amputación.
A continuación, se presentan los cinco pilares fundamentales del tratamiento estándar para el pie diabético, especialmente cuando hay una úlcera:
1. Control metabólico estricto (causa raíz)
-
Acción: Es la base de todo. Un control óptimo de los niveles de glucemia (azúcar en sangre) es esencial.
-
Importancia: Un mal control glucémico dificulta enormemente la cicatrización de las heridas y debilita la capacidad del cuerpo para combatir infecciones.
2. Descarga de presión (eliminación de la presión)
-
Acción: Eliminar completamente la presión y el roce del pie sobre la zona de la úlcera. ¡No se puede caminar sobre una úlcera!
-
Métodos: Uso de dispositivos de descarga especializados, como:
-
Yesos de contacto total (Gold Standard).
-
Botas o zapatos postquirúrgicos especiales.
-
Muletas o sillas de ruedas (en casos graves).
-
-
Importancia: La mayoría de las úlceras se deben a la presión excesiva en una zona insensible (neuropatía); si no se descarga, la herida nunca sanará.
3. Cuidado local de la herida (curación avanzada)
-
Acción: Procedimientos para limpiar y manejar la úlcera que promuevan la cicatrización.
-
Desbridamiento: Es el paso más crucial. Consiste en la eliminación del tejido muerto (necrótico) y desvitalizado por parte de un profesional (podólogo o cirujano). El tejido muerto impide la curación y es un caldo de cultivo para bacterias.
-
Apósitos: Uso de apósitos avanzados (interactivos o bioactivos) que mantengan un ambiente húmedo ideal en la herida, favoreciendo el proceso de cicatrización.
-
Terapias avanzadas: Se pueden usar terapias como la oxigenoterapia hiperbárica (OHB) o la terapia de presión negativa (TPN) en casos seleccionados para estimular la curación.
4. Control y tratamiento de la infección
-
Acción: Si hay signos de infección, el tratamiento con antibióticos es inmediato y guiado.
-
Diagnóstico: Se toman cultivos de la herida para identificar el tipo de bacteria.
-
Terapia antibiótica:
-
Úlceras leves: Generalmente, se tratan con antibióticos orales.
-
Úlceras graves o con afectación ósea (osteomielitis): Requieren hospitalización, antibióticos intravenosos y, a menudo, intervención quirúrgica para eliminar el tejido infectado.
-
5. Evaluación y tratamiento vascular (revascularización)
-
Acción: Evaluar si hay falta de flujo sanguíneo (isquemia) debido a la enfermedad arterial periférica.
-
Importancia: Si la sangre no llega adecuadamente al pie, ni los antibióticos ni el oxígeno llegarán a la herida, y esta no sanará.
-
Tratamiento: En casos de isquemia significativa, un cirujano vascular puede realizar una revascularización (angioplastia o bypass) para restaurar el flujo de sangre antes de que la úlcera pueda curar.



Conclusión:
El "mejor tratamiento" es la combinación de todos estos pilares de forma individualizada, liderada por un equipo multidisciplinario (médico internista/endocrinólogo, podólogo, enfermero especialista en heridas, cirujano vascular y traumatólogo).
La Prevención sigue siendo la mejor estrategia: realizar un autoexamen diario, usar calzado adecuado y asistir a controles podológicos regulares.

