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¿Qué Implica la Progresión del Lipedema?

La progresión del lipedema se clasifica en etapas, que van desde la Etapa I, donde la piel aún es lisa y la grasa está distribuida de manera más uniforme, hasta la Etapa III o IV, donde se observa una formación significativa de lobulaciones y nódulos de grasa, y a menudo se complica con un linfedema secundario  A medida que avanza, la grasa enferma se vuelve más dura y fibrosa, y el dolor, la sensación de pesadez y la tendencia a la aparición de

hematomas aumentan, limitando la movilidad y afectando la salud psicológica.


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Aunque es progresivo, el lipedema no es inevitablemente incapacitante. Un tratamiento integral puede ser muy efectivo para controlar los síntomas y ralentizar significativamente su avance. Este manejo generalmente incluye la Terapia Descongestiva Completa (TDC), que abarca el drenaje linfático manual (DLM), el uso de prendas de compresión, ejercicio de bajo impacto y cuidado de la piel. En casos seleccionados, la liposucción tumescente de preservación linfática (LSP) puede ser una opción quirúrgica para eliminar de forma segura el tejido graso enfermo y reducir el volumen.


La Importancia de la Detección Temprana


La clave para afrontar la naturaleza progresiva del lipedema es la detección temprana y el compromiso constante con el tratamiento. Si notas una desproporción en tus extremidades (por ejemplo, caderas y piernas gruesas que no responden a la dieta y el ejercicio), dolor, o sensibilidad inusual al tacto, consulta a un especialista. Recibir un diagnóstico a tiempo permite iniciar medidas conservadoras que, aunque no curan la enfermedad, pueden mantenerla a raya, mejorar el confort y evitar que las etapas más avanzadas limiten gravemente tu vida.


¡No esperes, actúa! 💪

 
 
 

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